Corre el mes de abril de 2019, ya hay plan para las próximas vacaciones moteras, pero todavía agosto está muy lejos. Para más desesperación, toda el agua que no ha caído durante el pasado invierno se ha concentrado en esta semana y la lluvia prometía un final de Semana Santa apoteósico.

El exceso de agua caída nos hizo cambiar los planes, evitando utilizar tanto la pista de tierra que va desde el pueblo del Atazar hasta el Collado de la Fragüela y la que une Majaelrayo con Cantalojas, atravesando parte del perímetro del Hayedo de la Tejera Negra. Pero como hay terreno de sobra para disfrutar de una pequeña aventura de fin de semana, decidimos encadenar la ruta que podéis ver en el mapa adjunto.
Los meteorólogos lo llaman “ventanas de buen tiempo”, y ahí estábamos nosotros: desesperados por habernos quedado en Madrid, las motos siempre a punto y una previsión de sol durante unas pocas horas: media docena de mensajes después ya habíamos quedado para dar una vuelta en moto.
Sierra Norte y Ayllón
Intentar disfrutar de una ruta tranquila por las montañas más cercanas a Madrid durante un fin de semana no resulta tarea sencilla, por lo que decidimos desplazarnos hasta la Sierra Norte madrileña, para luego encadenar alguna de las carreterillas que se pierden por los rincones más pintorescos de la cercana Sierra de Ayllón.

Como puntos de referencia obligada me gustaría señalar el cruce del río Jarama, en las proximidades de la Hiruela, momento en el que se une con el arroyo del Berbellido, dando lugar a un rincón fluvial de muy bella estampa; la siempre espectacular Muralla China, carretera vertiginosa, con firme de hormigón rallado, que atraviesa el tajo del río Jaramillo, para unir las localidades de Corralejo y Campillo de Ranas y, como colofón, el puerto de la Quesera (entre Majaelrayo y Riaza), uno de los miradores privilegiados de las cumbres más señoriales de la Sierra de Ayllón: Ocejón, Becerril, La Buitrera, Pico del Lobo…
Y de regreso por Canencia
Para evitar el tráfico insolente de la populosa autovía N-I y escondernos de fuerte viento que dominaba en los espacios más abiertos, decidimos regresar a Madrid por algunas de las poblaciones más escondidas del Valle del Lozoya, como La Serna, Gascones Villavieja de Lozoya… hasta llegar al Puerto de Canencia.

Logramos nuestras intenciones: terminamos el día sin mojarnos, supimos torear con cierto éxito el viento y recorrimos 400 kilómetros de paisajes muy pintorescos, plagados de valles, barrancos, vaguadas y muchas curvas, a cuál más ingeniosa.

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