Los que sobrevivimos gracias a un sueldo y tenemos las jornadas de vacaciones limitadas, necesitamos optimizar al máximo nuestros días libres para poder llegar a cubrir grandes distancias en moto, por lo que nuestro viaje de ida utilizaría el comodín del ferry: el primero entre Barcelona y Civitavecchia y, después de atravesar Italia, de costa a costa, un segundo barco entre Bari y Durres. Con esta combinación, en tan solo cuatro jornadas, consigues llegar junto a Tirana, la capital de Albania, opción que viajando por carretera supondría un recorrido de más de 3.000 kilómetros.
Hemos amanecido con una tranquilidad absoluta: los cuatro ya estamos en “modo viaje”. Tras un pausado desayuno en el Hostal Javier hemos elegido un itinerario que fuera de manera prioritaria por carreteras secundarias.
Sobre las 3 de la tarde nos hemos metido en un polígono industrial, donde había bastante arbolado: allí hemos sacado la mesa y las sillas, y nos hemos preparado la comida. Cuál no ha sido nuestra sorpresa al descubrir que Ramón ha aparecido de la nada, nos ha estado buscando hasta que nos ha encontrado. Hemos tenido un piloto de lujo que nos ha dado una vuelta fantástica por Collserola, y por los alrededores de Barcelona, para hacer más llevadero nuestro viaje hasta el puerto.

El camino a Barcelona ha sido tranquilo, salvo por la temperatura ambiente, que ha llegado a los 34 grados. Estábamos en contacto con un amigo de Barcelona: habíamos quedado en vernos cuando estuviéramos cerca de la urbe.
Al llegar a la Plaza de España se han unido “Sharkblack” y Rosa: no podíamos sentirnos más afortunados, ha sido una experiencia única.

A las 9 de la noche embarcábamos… Esto ha dado de sí el día.
Etapa 2: Alfajarín – Tárrega – Jorba – Igualada- P. N. Collserolla – Puerto de Barcelona.
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