A caballo entre la Sierra Norte madrileña y el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, discurren las pistas más espectaculares del Sistema Central, permitiéndonos circular con bicicletas de montaña o, en nuestro caso, gravel, a lo largo de cientos de kilómetros ya que el trazado existente nos ofrece la posibilidad de enlazar infinidad de rutas para unir las localidades más pintorescas de estas sierras: Robledillo de la Jara, Prádena del Rincón, El Atazar, Alpedrete de la Sierra, La Vereda, Valdepeñas de la Sierra, Puebla de la Sierra… las posibilidades son muchas.

Comenzamos a pedalear en las mismas calles de la localidad de El Atazar, en dirección al cementerio, desde donde descendemos por una empinada pista de tierra que nos lleva hasta el fondo del valle que con el paso del tiempo ha labrado el tranquilo arroyo de la Pasada. Lo cruzamos sobre un puente y desembocamos en la pista que viene desde Alpedrete de la Sierra: giramos a la izquierda pedaleando paralelos al arroyo y, en breve, comenzaremos a notar en las piernas el rigor de la ascensión. El firme está bastante descompuesto, lo que evita que podamos adoptar un pedaleo “redondo” ya que, a veces, lo complicado es elegir el mejor trazado para poder continuar sobre la bicicleta.

Pasados 4 kilómetros la pista desciende ligeramente y desemboca en una planicie que coincide con el Collado del Torrejón. De aquí salimos por una durísima rampa que, en tramos bastante mantenidos, llega hasta el 14% de pendiente. Otros dos kilómetros de ascensión exigente nos llevan hasta el Collado de la Palanca, nombre tradicional que se ha perdido en el olvido, aunque la gente de estas tierras aún lo siguen identificando así.

Los collados Altos
Pasamos una barrera, dejamos a la derecha la pista que se adentra en la provincia de Guadalajara y continuamos por otra pista que todavía asciende durante un kilómetro, pedaleando paralelos a la crestería que dibuja el conjunto de cumbres conocido como “Picos de Mataespesa”, entre los que destacan la Peña Tornera y el Pico de la Torrecilla.
Hemos alcanzado casi los 1.500 metros de altitud y ahora pedaleamos por una cornisa que deja libre a nuestra izquierda en profuso Valle de la Puebla. Durante los próximos 15 kilómetros pedalearemos a una altitud entre los 1.400 y los 1.550 metros de altura, con las mejores vistas imaginables de toda la sierra madrileña.

Desembocamos en un cruce múltiple, marcado por un poste de señalización, continuando por nuestra derecha hacia el cercano collado de las Palomas, custodiado a la derecha por la Peña Centenera y a la izquierda por el pico del Pinfierro pero, justo cuando la carretera describe un marcado giro hacia ese collado, nosotros giramos a la izquierda en dirección a la carretera asfaltada que comunica Prádena del Rincón con La Puebla.
Llegamos al asfalto
En suave descenso alcanzamos la carretera que desciende desde el cercano Puerto de la Puebla, giramos a la izquierda y disfrutamos de un buen asfalto y curvas enlazadas de ingenioso trazado. En pocos minutos llegaremos a La Puebla de la Sierra, un bonito pueblo donde parece haberse detenido el tiempo y un lugar excelente para reponer fuerzas.

Continuamos pedaleando por el asfalto, descendiendo por el quebrado valle del Río de la Puebla hasta que lleguemos a la base de la mole rocosa de Peña la Cabra; aquí cruzamos por un puente el arroyo del Riato, describiendo una cerrada curva a izquierdas e iniciamos una incómoda ascensión hasta el Collado de la Fragüela, fácil de identificar por la gran antena de radiofrecuencia situada en la parte superior de un promontorio.

Al llegar a este collado, giramos a la izquierda y continuamos descendiendo por una pista de tierra que nos lleva hasta la cola del embalse del Atazar: lo cruzamos por un puente de piedra y ascendemos, durante 5 kilómetros, hasta regresar al punto de partida.
Responder