Ruta en KTM 890 Adventure por las “Maravillas” de Francia.
Volvemos a consultar la previsión meteorológica con preocupación, porque todavía no se puede ir hacia Chamonix. Además, en estos días se celebra la mítica carrera de trailrun UTMB (Ultra Trail del Mont Blanc), y es más que seguro que no habrá ni una sola plaza disponible ni en los hoteles, ni en los camping de esta ciudad alpina.
Decidimos visitar el Parque Natural de Pilat, que alegra los primeros compases de este día y, después, descendemos hacia los Montes del Ardeche, otro de los parques naturales más importantes de Francia. Esta ruta nos ocupa la primera mitad del día, tras la que decidimos acercarnos a los Alpes desde el sudoeste.
Volvemos a cruzar el Ródano por debajo de Valence y tenemos a nuestro frente los primeros muros rocosos de los Alpes Vercors, hacia donde nos dirigimos. En esta parte de Francia es habitual que soplen fuerte los vientos mistrales (nuestro cierzo aragonés) y, en esta ocasión, no es una excepción: por fortuna las KTM 890 Adventure son motos muy bien balanceadas y, aunque les afecta el viento como a todas, su bajo centro de gravedad permite que siempre mantengamos el control.
Llegamos a Die, ya dentro del Parque Natural de Vercors, y aprovechamos para hacer una buena compra de alimentos. La idea original era habernos quedado aquí a dormir, pero hace demasiado viento y empiezan a aparecer nubes amenazantes en este valle. Decidimos ascender al Col de Russet para cambiar de valle y, entre cornisas y farallones de roca majestuosos, llegamos hasta Saint Martin, donde encontramos un área libre de acampada que nos servirá de alojamiento para esta jornada.
Herramientas y mantenimiento
Cada 1.000 kilómetros, aproximadamente, hacemos una revisión general de las motos. El punto principal suele ser el engrase y tensión de la cadena de transmisión, aunque aprovechamos para engrasar el cable de embrague y todos los mecanismos móviles que hay a la vista (rótulas de la palanca de cambio, timonería del pedal de freno, caballete, pata de cabra…). Estos plazos de mantenimiento los acortamos cuando circulamos con lluvia ya que, el “líquido elemento” desengrasa los mecanismos de la moto que quedan expuestos.
Al mismo tiempo que lubricamos la moto, aprovechamos para comprobar la presión de los neumáticos y hacer una revisión visual de los radios, cubiertas… y, por supuesto, una limpieza de la carrocería.
Con las herramientas que lleva esta moto de serie se puede desmontar prácticamente por completo, aunque nosotros llevamos además alguna que otra herramienta de gran calidad, toallitas de bebé (lo mejor para una limpieza rápida) y grasa específica para la cadena (teflón) y para el resto de componentes (aceite en spray con silicona).
Y que nunca falten los trapos: además de llevar algunos de microfibra, en cada viaje “jubilamos” alguna camiseta vieja, que termina desguazada sirviéndonos para realizar cualquier tipo de labor de limpieza.
Por esos caminos... 
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