Ruta en KTM 890 Adventure por las “Maravillas” de Francia.
La rutina que durante los primeros días del viaje nos resultaba tan complicada, ahora se resuelve sin apenas esfuerzo y desmontar nuestra “casita” y colocar todo en las maletas de la moto, ya casi no supone esfuerzo alguno.
Hemos abandonado el valle del río Lot al mismo tiempo que atravesábamos la concurrida ciudad de Cahors, una histórica villa en la que se mezclan construcciones monumentales con modernos polígonos industriales.
Hemos continuado entre viñas, ya que la de Cahors es una de las denominaciones de origen más importantes de los vinos franceses, y a los pocos kilómetros, con un cielo bastante despejado, se comienzan a vislumbrar las lejanas cumbres de los Pirineos.
Al tiempo que paramos en una “patisserie” (rutina diaria) para tomar el almuerzo, hemos decidido llegar hoy hasta Lourdes que, si bien ya la conocíamos, entre semana y a primeros de septiembre puede ser una buena oportunidad para visitarla sin demasiada gente.
Aunque ya habíamos visto un camping situado a menos de un kilómetro del centro de Lourdes, ante la enorme oferta de hoteles, a unos precios muy competitivos, y que el cielo se empezaba a cubrir en exceso, decidimos cambiar la tienda de campaña por una habitación en el centro de la ciudad (con garaje incluido), de manera que podríamos visitar tranquilamente esta emblemática población.
Para celebrar nuestra despedida de Francia (en menos de 80 kilómetros pasaremos a España) hemos cenado en una pizzería ya que, no entendemos muy bien por qué, la colonia de italianos que viven en Lourdes es impresionante, habiendo más de una docena de pizzerías en el centro de la ciudad.
Qué raro es acostarse sobre un colchón después de tantos días durmiendo en nuestras colchonetas, casi que lo encontrábamos incómodo: el cuerpo se hace a lo que le damos.
La hoja de gastos
Desde nuestro primer viaje hemos adoptado la rutina de anotar todo lo que vamos gastando en el día a día. Raquel tiene la Santa Paciencia de incluir hasta las poblaciones donde hemos hecho el pago. Además de tener un gran control sobre lo que nos va costando el periplo, con posterioridad podemos recuperar el nombre de los lugares por donde hemos ido pasando y que, con el paso del tiempo, se borrarán de la memoria.
Al finalizar el viaje separamos todos los gastos por conceptos, pudiendo analizar en qué nos hemos gastado el dinero, cuánto han consumido las motos o el coste medio por día de todas las jornadas: es la mejor manera de preparar un presupuesto para la próxima aventura.
Por esos caminos... 
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